Proceso Formativo
En nuestra Federación consideramos que el fin principal de la formación que reciben nuestras candidatas a la vida religiosa bajo el carisma dominicano, tiene como objetivo permitir que las aspirantes descubran progresivamente su vida y misión en la Iglesia, así como la importancia que tiene la vida contemplativa. La formación inicial está estructurada en tres etapas consecutivas: el postulantado, el noviciado y el tiempo de la profesión temporal o juniorado, precedidas por el aspirantado, donde las candidatas crecen y maduran hasta llegar a asumir definitivamente la vida monástica
Acompañamiento Vocacional:
El proceso formativo inicia con las primeras entrevistas que la candidata solicita para pedir información sobre la vida religiosa y cómo pueda ella tomar parte en este camino. La Madre Maestra de novicias es la encargada de entrevistarlas para ir conociendo a la aspirante de una manera ya más cercana, al mismo tiempo que se le pone al tanto de todos los detalles que debe saber para introducirse en nuestro modo de vida. Luego si la aspirante lo desea, podrá pedir su ingreso en el monasterio por un tiempo definido bajo una modalidad de convivencia, o podrá solicitar su admisión al Aspirantado oficialmente hablando.
Aspirantado:
Las jóvenes reciben no solamente lo necesario para su subsistencia
física o material, sino ante todo espiritual en vistas a aprender este estilo de vida.
Llevan cursos de introducción a la fe y a las buenas costumbres religiosas, especialmente la Vida de Santo Domingo, así como la introducción al Catecismo y a la Lectio Divina. El aspirantado, con una duración mínima de doce meses, se puede prolongar según las necesidades y el criterio de la Superiora mayor, con el parecer de
su Consejo, pero no más de dos años.
Postulantado:
Durante este periodo las postulantes completarán su formación cristiana, y serán iniciadas en la Oración personal así como en la celebración litúrgica comunitaria, así como en un estudio de la Espiritualidad Dominicana y la práctica de la vida Fraterna.
Esta etapa buscará afianzar un grado sostenible de madurez humana y cristiana, así como una suficiente cultura general de base, equilibrio de la afectividad, practicas de las virtudes y una optima capacidad para vivir en comunidad. El postulantado tiene una
duración mínima de doce meses y puede ser prolongado -según las necesidades – por la Superiora mayor, tras oír el parecer de su Consejo, pero no debe superar los dos años.
Noviciado:
Durante el noviciado la novicia profundiza su amistad con Cristo, porque sin esta amistad nunca será capaz de asumir y mantener las promesas de entrega a Él, y no podrá crecer en el conocimiento del carisma dominicano. Por otro lado, la novicia obtendrá esto con la práctica de la lectio divina prolongada, guiada por la Maestra de
Novicias, los escritos de los Padres de la Iglesia y los escritos o ejemplos de vida de nuestros santos dominicos. El contacto íntimo con Cristo debe necesariamente conducir a una vida sacramental sólida y a la oración personal, y comunitaria, a la cual la novicia debe dedicar todas sus mejores energías. En este clima de amor a Cristo y de oración, la novicia se abre a las hermanas, las ama cordialmente y vive en fraternidad con ellas. Debe también cultivar una auténtica devoción a la Virgen Madre de Dios, modelo de toda vida consagrada, y adoptarla como ejemplo de mujer consagrada. El noviciado tiene una duración de dos años, de los cuales el segundo es el año canónico.
Profesión Simple:
En esta etapa, la novicia hace los primeros votos, prometiendo obediencia a la Santísima Virgen, a Santo Domingo, al Maestro de la Orden y a la Madre Priora, así como a sus sucesoras. Por tres años, ya sea renovables cada año o solo una vez. Luego renueva anualmente sus votos hasta la conclusión de los cinco años
completando un mínimo de nueve años de formación inicial, pero procurando que no se superen los doce años de formación inicial. En esta etapa las novicias son llamadas profesas o junioras. Tanto como en la etapa de Noviciado y Juniorado, nuestra Federación reúne a todas las novicias en un monasterio, y a las junioras en otro para que juntas realicen su Año Académico según sus etapas, donde contarán con el tiempo necesario para estudiar sus cursos y crecer a través de una gran experiencia fraterna.
Profesión Solemne:
Nuestra Formación en esta etapa definitiva toma el nombre de Formación Permanente, dura toda la vida es, por lo tanto, un proceso de continua conversión del corazón, y exigencia de fidelidad creativa a la propia vocación. La finalidad de esta formación permanente es nutrir y custodiar la fidelidad, tanto de cada una de las monjas como de la comunidad, y llevar a término lo que ya se ha comenzado en la formación inicial, para que la persona consagrada pueda expresar plenamente su propio don en la Iglesia, según el carisma Dominicano.
