El Trabajo

En la vida de las monjas dominicas contemplativas, el trabajo y la oración están intrínsecamente unidos. El trabajo forma parte de nuestra rutina diaria, a la par de la oración, el silencio y la penitencia. Este equilibrio entre trabajo y oración es fundamental para nuestro testimonio de fe y dedicación a Dios. El trabajo, es una practica que nuestro padre Santo Domingo la tomó de la Regla de San Benito que enseño a sus monjes que nadie dentro del claustro que se dedique al trabajo manual, es vencido con facilidad por las tentaciones, de modo que dejó como legado su famoso “ora et labora”, este enfoque del trabajo monástico lo ha practicado desde entonces todas las comunidades de vida contemplativa, y especialmente nuestros monasterios dominicos.  Es por ello que en nuestro horario diarios incluimos tiempos y espacios para realizar las tareas necesarias para sostener la vida monástica y el monasterio. 
El trabajo nos recuerda también la importancia de la humildad y de vivir en la sencillez, pues laborar con nuestras manos nos ayuda a evitar la soberbia y a cultivar un corazón humilde. Además, cada tarea realizada con dedicación nos acerca a una experiencia de colaboración con Dios en la creación y el cuidado del mundo. Por otro lado, la rutina del trabajo nos enseña a mantener la disciplina, lo cual se refleja en nuestra vida espiritual, fortaleciendo nuestra constancia y perseverancia, además de que damos un testimonio de sencillez y servicio al entorno en el que vivimos y a Dios. Muchas monjas se dedican a tareas como la costura, bordado, encuadernación, elaboración de productos artesanales, y otras labores que pueden ser vendidas para sostener la comunidad. Estos trabajos también sirven como una forma de oración en acción, poniendo su dedicación y paciencia en cada tarea. Por otro lado, incluimos oficios de diferentes áreas donde cada encargada, con el mejor de sus esfuerzos trata de llevar a cabo todo lo que Incluye el funcionamiento y mantenimiento de dichos oficios, como podrían ser: el torno, el jardín, la cocina, la lavandería la sacristía, la liturgia, la Biblioteca, la administración contable, etc. Estos trabajos permiten que la comunidad funcione de manera armoniosa y en un ambiente propicio a la oración y la reflexión.