El Rosario

La tradición atribuye a Santo Domingo de Guzmán nuestro padre, la promoción y difusión de esta devoción mariana, aunque no se considera el inventor del Rosario. Se cree que la Virgen María se le apareció a nuestro humilde fundador y le entregó el Rosario como arma para combatir la herejía. Desde entonces los dominicos, y en sí toda la orden hemos tenido una profunda conexión con el Rosario a lo largo de la historia y la hemos promovido activamente. Para las monjas dominicas contemplativas, el Rosario tiene un significado profundo y central en nuestra vida espiritual. Es una oración que refleja nuestro carisma, combinando el acto de contemplar los misterios de Dios mientras rezamos, para luego compartir esta contemplación con los demás. Consideramos el Rosario como una «corona de rosas», un ofrecimiento espiritual a la Virgen María. El hábito que vestimos es un signo externo de nuestra consagración, y el Rosario es una parte integral de nuestra indumentaria que simboliza esa vida de oración y entrega a Dios.